El felino fue fotografiado con cámaras trampa en mayo en el Parque Nacional Chingaza, en Medina (Cundinamarca) Como un hecho histórico fue calificado el primer registro de un puma (Puma concolor) en un parque nacional natural de Colombia. El felino fue visto en mayo, luego de que funcionarios de Parques Nacionales Naturales (PNN) lo fotografiaran en Chingaza por medio de cámaras trampa en el piedemonte de Medina, Cundinamarca. El hallazgo fue hecho a 1.700 metros sobre el nivel del mar, en un sector donde predomina el bosque andino. Antes de haber obtenido las fotografías, ya algunos funcionarios del parque sospechaban de la presencia de este animal, pues habitantes de la zona lo habían reportado. Según informa PNN a través de un comunicado, el hecho de haber observado a un puma es una buena evidencia del buen estado de conservación de los bosques andinos en el piedemonte de Chingaza. En esa área, de hecho, se encuentran algunas de las especies que usualmente pueden conformar la dieta del felino. El picure, la lapa, el zaino y los armadillos, son algunas de ellas. “Es un hecho histórico para Chingaza ya que es muy difícil obtener registros de esta especie. Es un valioso hallazgo del que se espera continuar levantado información con el apoyo de sabedores locales de la zona y del fototrampeo”, se lee en el comunicado. De acuerdo PNN, también fueron registrados otros dos felinos. Uno es un tigrillo. Del otro aún no se tienen suficientes datos para confirmar a qué especie pertenece.
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El proyecto tendrá un costo de 100 millones de pesos, y tendrá inversión de Inficaldas
En el departamento de Caldas se iniciará la construcción de un geoparque o parque temático en el Parque Natural de los Nevados, con el que se busca promover el desarrollo de la región en cuanto a desarrollo agrícola, pecuario, turístico, industrialización, servicios sociales, económicos y urbanísticos. Este proyecto que tiene como prioridad el desarrollo sostenible, estimulará la actividad económica, mejorará las condiciones de vida, fortalecerá la identificación de la población con su territorio, habrá un desarrollo cultural y se protegerá el patrimonio geológico y natural. Mediante diferentes prácticas se suministrará conocimiento geocientífico, conceptos ambientales y culturales para la conservación del Parque Natural. Se realizarán rutas con visitas guiadas, en un trayecto que incluirá el parador turístico La Esperanza. Este proyecto se realizará mediante un convenio entre Inficaldas y Parques Nacionales Naturales de Colombia Dirección Territorial Andes Occidentales, en el cual Infi invertirá 72 millones 400 mil pesos y Parques Nacionales 32 millones 650 mil pesos. Con notables cejas amarillas y cuerpo camuflado, investigadores colombianos confirmaron una nueva especie de rana que agranda la familia de anfibios mundiales y habita en los páramos del complejo Iguaque Merchán, al norte del municipio de Arcabuco (Boyacá).
Es la Pristimantis macrummendozai, especie que desde ahora ingresa al registro del mundo científico tras exploraciones geográficas de investigadores del Instituto Humboldt en la cordillera Oriental de Colombia. La rana, por ahora no calificada como una especie bajo amenaza, se destaca por la capacidad de conservar la humedad gracias a los pliegues de su piel. Asimismo, puede adaptarse fácilmente a las áreas planas, secas y rocosas; es dueña de una coloración oscura, que le sirve para camuflarse para evitar a sus depredadores y al mismo tiempo le permite absorber calor en el frío de los páramos boyacenses. Este anfibio tiene una presencia de discos reducidos en las extremidades delanteras que le facilitan, entre otras cosas, trepar y esconderse en las rocas. A diferencia de otras, la Pristimantis macrummendozai aprovecha el ambiente húmedo en los páramos para depositar huevos en tierra y así reproducirse. Por esta razón carece de almohadillas nupciales en las patas delanteras, un mecanismo similar al velcro con las que muchas ranas macho retienen a la hembra, que suele ser escurridiza, para aparearse en ambientes acuáticos. Con este hallazgo, ya suman 10 las especies de ranas de lluvia, entre otras, que viven y se reproducen exclusivamente allí y están asociadas a los ambientes de alta montaña de la cordillera Oriental colombiana, que reúne 16 complejos de páramos como Chingaza, Santurbán, Almorzadero, Cundinamarca, Guantiva, Pisba, Sumapaz. Y es que, al parecer, las alturas desde los 3500 metros ofrecen las condiciones para la reproducción de la nueva especie, así lo demuestra un informe publicado en portal colombiano Batrachia, que recopila información de fauna anfibia del país y que a la fecha registra 204 variedades de estas ranas, 40 de ellas distribuidas en 36 complejos con presencia de bosques altoandinos. Andrés Acosta Galvis, curador de Colecciones Biológicas del Instituto Humboldt, afirma que, si bien son esperanzadores estos descubrimientos, “el país requiere aún de un arduo trabajo de campo por la cantidad de zonas con vacíos de conocimiento, el número de colecciones científicas con especies sin estudiar dado los limitados estudios morfológicos y moleculares, lo que supone posibles sorpresas y aportes futuros de Colombia para la ciencia”. A nivel mundial, este tipo de descubrimientos ubica a Colombia entre los cinco países con más diversidad de fauna. En el caso de los páramos, demuestra que los complejos de alta montaña equivalen a “islas geográficas” que son nicho de especies únicas, imposibles de encontrar en sitios semejantes, lo cual evidencia la necesidad de protegerlos y de continuar con el inventario de diversidad en estas áreas. Desde esta perspectiva, hallar nuevas especies en ambientes aislados de páramo augura sorpresas una vez se exploren por completo a lo largo y ancho del territorio nacional. Por ahora, la tarea de documentarlas es el primer paso para conocer la riqueza y diversidad de los ecosistemas terrestres y construir y alimentar el inventario que es la base científica de la megadiversidad. |